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Comienzos, siempre por algún lugar se empieza

Actualizado: 12 ene 2023

De repente emprender significa mucho más que lo que dice el diccionario de Oxford, algo así como “Empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo o trabajo o cuando tiene cierta importancia o envergadura.”

En mi caso emprender fue la excusa para seguir viajando, y no me refiero a hacer ahorros, quiero transmitirles la sensación que me nació con Flyanush… encontré uno de mis caminos, conectar desde la excusa de la pluma, pero que linda excusa.

Viajeras, bellezas naturales, creatividad, emprendedoras, estudiantes de abogacía, psicología, comunicación… Esas son algunas de las palabras que se me vienen a la mente para intentar explicar lo que recibo. Chicas con las que me podría juntar a tomar mate todos los días, niñas pequeñas que vienen con las madres, también vinieron y van a seguir viniendo abuelas.

Mi emprendimiento, ya no puedo decir eso, mi mamá es un gran pilar de Flyanush Buenos Aires, allí se transforma en nuestro emprendimiento hoy en día.

Ay, pero les iba a contar como arranco todo Flyanush, no todo el resto...


Micaela, enfócate! Ahí vooooooy


Foto sacada por @motonomadic. Gran fotógrafo y compañero de vida. La Pedrera, Uruguay.

Lo que siempre me gustó más de mi cuerpo fue mi pelo, desde que tengo memoria me siento una leona con melena, mi pelo me representa mucho (mi mamá diría que soy una leonina hecha y derecha, lo cual no lo afirmo ni lo niego). Por supuesto que pase por los debidos trends pubers que me exigía la edad; las nefastas puntas decoloradas, mechones rosas, trencitas de todo tip, las brasileñas, las de macramé, con caracoles o con colgantito, cuando más mejor. Me he hecho trenzas a la noche para jurar un estilo totalmente antinatural al mío al día siguiente, siempre le tuve ganas al color vino tinto y no me anime. Me guarde el jaque mate para mi último año de secundaria, pelo corto y rubio.

Fui todas esas versiones, pero cuando encontré las plumas, me encontré con mi versión más auténtica.

En el 2016 de una forma muy sorpresiva decidí irme a Australia con un grupo de amigos de distintas nacionalidades. Estábamos desparramados y Australia fue el punto de encuentro. Mi cabeza ya estaba allá meses antes que mi cuerpo. Sydney, Melbourne, Gold Cost, bueno quería más que eso, quería encontrar esos lugares escondidos, asique ya desde antes estuve, como siempre lo soy, una freak de imaginarme mis deseos, viendo de qué se trataba esa gran isla de la cual mucha previa idea no tenía. Byron Bay, wow desde la pantalla de mi móvil era WOW. Ahí vi las plumas, ”cuando llegue me las hago.”

A los días me crucé con unas chicas en Tigre, Mundo Filo, que habían vuelto de ahí mismo, estaban colocando plumas ¡a cuadras de casa! Me puse con ellas las debidas plumas y me transmitieron mucho más que eso, ese día me fui con mis alas.

“Pies para que los quiero si tengo alas para volar.” Frida Kahlo. Desde chica esa fue mi frase de cabecera, sin saber que Flyanush me esperaba.

El viaje que iba a ser por 3 meses a Australia, resultó ser un game changer donde me quedé viajando más meses de lo planeado y me reencontré con mi amor Noruego, quien hoy es mi marido. Pero bueno todo eso es una historia distinta.


En las ferias y festivales en Australia veía repetidas veces las plumas, y siempre alguna más sumaba.


Viajando por Asia ese mismo año conocí a mi proveedor actual quienes trabajan sin violencia animal y con un concepto macro sobre la recolección de plumas. Así fue como si nuestros destinos tenían que cruzarse, la verdad que esto también es un capitulo aparte. Ya te digo, Flyanush es pura mágia.


Seguí viajando, repartiendo plumas por los lugares que iba, las plumas como medio.

Decidí volver a Buenos Aires a terminar mis estudios de psicología, con la promesa de que mi amado me venia a visitar pronto. Con su visita me trajo un montón de plumas, las cuales las guardé conmigo y nos fuimos de viaje a Uruguay.


Nose bien cuando nació Flyanush, si viajando por Australia, en Asia o en La Pedrera, Uruguay. En esta última fue la primera vez que sin buscarlo vendí una pluma. Me acuerdo que estábamos en la playa y unas chicas me preguntaron si las vendía, les dije que no, porque era la realidad. Más tarde me las crucé de nuevo en un bar y volvieron a insistir. Recordé que tenia las plumas en mi equipaje, valiosísimas para mí por lo difícil que es traerlas, y accedí.

Eran 5 chicas, me parecía una locura estar poniéndole plumas a 5 personas.


Ellas me recomendaron que me abra un Instagram y me pareció una buena idea. No tuve que pensar mucho el nombre, Flyanush fué la primer opción que se me cruzo por la cabeza y automáticamente me di cuenta que se identificaba con el proyecto.


Al volver a Buenos Aires ya tenia mensajes de desconocidos en la cuenta preguntando por las plumas y algunas conocidas que al enterarse de este nuevo comienzo, se sumaron. Flyanush comenzó a tener clientas todos los días en mi pequeño departamento de estudiante que compartía con una amiga. Estoy segura que varias de las que están leyendo esto vinieron ahí y no dudo que hayamos compartido mates, charlas y se hayan ido repletas de plumas.


Estudiaba todos los días y tenía horarios rarísimos, llegué a poner plumas a las 6:00 am porque no daba a basto con los horarios, realmente era una inexperta y todo me tomó por sorpresa. Al año siguiente me tomé más enserio el proyecto y arranque a hacer producciones de fotos, aprender sobre redes sociales y a hacerme amigas de emprendedoras que me inspiraron muchísimo a confiar en los procesos.


Así arrancó todo.


Hoy en día vivo en Oslo, Noruega y trabajo para Flyanush desde acá. En el 2021 le pusimos plumas a más de 1.000 personas, la pandemia no nos frenó ni un poquito. Nos amoldamos, siempre con barbijo, alcohol en gel, etc. Armamos un sistema de turnos más ordenado para que no se nos junten clientas y las chances de contacto estrecho entre todas sean lo mas chicos.


No les voy a mentir que las fronteras cerradas en un principio me dieron pánico, nuestra materia prima la traemos de Bali y cuando la bomba explotó traer nuestros insumos con regularidad parecía difícil. Pero, viajera y emprendedora creo yo que se nace, y cuando uno tiene eso corriendo por las venas, no hay nada que no se resuelva.


Ale se sumó en el 2020, la mejor decisión para Flyanush. Ademas de ser mi madre, es la persona mas sociable del mundo, emprendedora y amante, hasta más que yo, de las plumas. Podríamos decir que Flyanush Buenos Aires lo maneja ella con Paloma, mi hermana que esta siempre al pie del cañon con su amorosidad para llenarlas de plumas. Si la conociste a Ale seguro te habló de astrología o chusmeaste de la vida con ella, no lo duuuuuudo!


Desde la otra parte del mundo me encargo de la logística, turnos, redes sociales y finanzas.

Ya no me puedo hacer la distraída diciendo que todo se hace por arte de mágia como al principio. Hay un montón de esfuerzo y trabajo por parte de las 3 para que la experiencia de cada una de las clientas sea lo mejor posible.


Las recibimos en familia y les damos la bienvenida a la Tribu Flyanush.


Nos piden mucho la venta por mayor y el envío a otras partes del mundo o del país. Todo eso va a llegar, todo eso es un plan a desarrollar.


Repito, no sé bien cuando arrancó Flyanush, pero sí se que con el factor sorpresa siempre me gusta contar y con trabajo, amor y buena intension, no hay techo.


Espero haber transmitido un poquitito de cómo se desarrolló este proyecto que al fin y al cabo, recién comienza.


Con amor, Mika Anush. 🪶


Tell us your story.


Nos encantaría conocer tu historia con las plumas! Tenemos la convicción que cada una de esta tribu tiene su propia conexión o camino hasta estas bellísimas alas. Nos la podes mandar por instagram o por mail, no hace falta que sea algo WOW, simplemente que sea del corazón. Esperamos tu Flyanush Tribe Story. Compartinos tus fotos favoritas con tus plumas o etiquetanos en @flyanush así la reposteamos.

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